sábado, mayo 03, 2008

Inventario de la normalidad II

Paulo Cohelo

Termino aquí con este inventario de costumbres absurdas:

25. A bordo de un transporte público, nunca mirar directamente a los ojos de la gente, pues tal cosa podría entenderse como un intento de seducción.

26. Al entrar al ascensor, mantenerse orientado hacia la puerta de salida y comportarse como si no hubiera ningún otro ser humano allí dentro, por muy abarrotado que esté el lugar.

27. Jamás reírse a carcajadas en un restaurante, por buena que sea la historia.

28. En el hemisferio norte, elegir la ropa que se lleva de acuerdo con la estación del año: brazos desnudos en primavera (por mucho frío que haga) y jersey de lana en otoño (aunque haga mucho calor).

29. En el hemisferio sur, llenar el árbol de Navidad de algodón, aunque el invierno no esté relacionado con el nacimiento de Jesús.

30. Cuando alguien llega a mayor, creerse dueño de toda la sabiduría, aunque muchas veces no se haya vivido lo suficiente para reconocer lo correcto.

31. Ir a una feria benéfica y pensar que con eso ya se ha hecho bastante para acabar con las desigualdades sociales del mundo.

AVENTURA:
32. Comer tres veces al día, aunque no se tenga hambre.

33. Creer que los otros siempre nos superan en todo: son más atractivos, más competentes, más ricos, más inteligentes, etc. Es muy arriesgado aventurarse más allá de las propias limitaciones: lo más conveniente es no hacer nada.

34. Hacer del carro un medio para sentirse poderoso y capaz de dominar el mundo.

35. Soltar improperios en el tráfico.

36. Pensar que lo malo que hace el hijo es por culpa de las malas compañías.

37. Casarse con la primera persona que dispone de cierto estatus social. El amor puede esperar.

38. Repetir: "Yo al menos lo intenté", aunque en realidad no se haya intentado absolutamente nada.

39. Postergar las experiencias más interesantes de la vida para cuando ya no quedan fuerzas para llevarlas a cabo.

CULPAS:
40. Huir de la depresión con fuertes dosis diarias de televisión.

41. Pensar que todo lo conquistado se puede dar por seguro para siempre.

42. Creer que a las mujeres no les gusta el fútbol y que a los hombres no les gusta la decoración.

43. Echarle al gobierno la culpa de todo.

44. Estar convencido de que ser una persona buena, decente, educada, conlleva que los demás la consideren débil, vulnerable y fácilmente manipulable.

45. Estar igualmente convencido de que la descortesía en el trato con los otros equivale a tener una personalidad poderosa.

46. Tener miedo de la fibroscopia (los hombres) y del parto (las mujeres).

47. Por último, creer que la religión de uno, además de la única dueña de la verdad, es la más importante, la mejor, y que todos los seres humanos de este planeta que crean en cualquier otra manifestación de Dios están condenados al infierno.

viernes, mayo 02, 2008