lunes, abril 28, 2008

jueves, abril 24, 2008


lunes, abril 21, 2008

Inventario de la normalidad I

Paulo Coelho

Resolví hacer un sondeo entre mis amigos sobre lo que la sociedad considera un comportamiento normal. Escribo a continuación la lista de algunos de estos absurdos con que convivimos a diario, porque la sociedad los considera normales:

1. Cualquier cosa que nos haga olvidar nuestra verdadera identidad y nuestros sueños, y nos haga apenas trabajar para producir y reproducir.

2. Tener reglas para una guerra (Convención de Ginebra).

3. Emplear años estudiando la universidad, y no conseguir trabajo.

4. Trabajar de nueve de la mañana a cinco de la tarde en algo que no satisface, con la condición de poder jubilarse después de 30 años.

5. Jubilarse, descubrir que ya no se tiene energía para disfrutar de la vida, y morir pocos años después, de aburrimiento.

6. Usar botox.

7. Procurar tener éxito financiero, en lugar de buscar la felicidad.

8. Ridiculizar al que busca la felicidad en lugar del dinero, calificándolo de "persona sin ambición".

9. Comprar objetos como coches, casas, ropas y definir la vida en función de estas comparaciones, en lugar de intentar averiguar la verdadera razón de estar vivo.

10. No hablar con extraños. Criticar al vecino.

11. Considerar que los padres siempre tienen la razón.

12. Casarse, tener hijos, y continuar juntos aunque el amor haya terminado, alegando que es por el bien de los niños (como si éstos no presenciaran las constantes peleas).

12ª. Criticar a todo aquel que intenta ser diferente.

14. Empezar el día con un despertador histérico al lado de la cama.

15. Creer que es verdadero absolutamente todo lo que está impreso.

16. Llevar un pedazo de tela de colores atado al cuello, sin ninguna utilidad conocida, pero que todos conocen con el pomposo nombre de "corbata".

17. Nunca ser directo en las preguntas, aunque la otra persona entienda lo que se está queriendo saber.

18. Mantener la sonrisa en los labios cuando se tienen unas ganas locas de echarse a llorar. Y sentir piedad por todos los que demuestran sus sentimientos íntimos.

19. Pensar que el arte vale una fortuna, o que no vale absolutamente nada.

20. Despreciar por sistema lo que se consiguió fácilmente, porque, como no se dio el "sacrificio necesario", no debe de tener las cualidades requeridas.

21. Seguir la moda, incluso cuando parece ridícula e incómoda.

22. Estar convencido de que todo famoso debe tener guardados montones de dinero.

23. Dedicar mucho esfuerzo a la belleza exterior, y preocuparse poco con la belleza interior.

24. Usar todos los medios posibles para mostrar que, aun siendo una persona normal, uno está infinitamente por encima del resto de los seres humanos.

(termina la próxima semana)

viernes, abril 18, 2008

Retomando a Germán Dehesa

En el norte trabajan cual orates, su moral tiende a ser rígida, su vida social se establece a partir de los niveles que la sociedad delimita con enorme cuidado, en el norte son apolíneos y gustan de lo natural, del sol, de lo simétrico, trazan sus ciudades y sus pueblos de modo racional y a base de líneas rectas; en el norte no suelen estar para bromas, el ocio se les dificulta grandemente y perciben a los sureños como una especie de dolor irremediable al que, sin embargo, tienen que atender.

En el sur somos dionisiacos, nos encantan la noche, la bohemia y el exceso, el hígado sureño sufre mucho, pero nosotros nos damos por bien servidos con una luna hermosa, alguna mujer en flor, una canción, un poemario (o acaso creen que Gorostiza, Sabines, Pellicer o José Carlos Becerra nacieron en el profundo sur por pura casualidad). En el norte la relación entre ocio y negocio (la negación del ocio) es enormemente mayoritaria a favor del negocio; en el sur lo nuestro es el ocio de cuyo corazón nacen las guitarras, los amigos, las noches bohemias y los lujos de la lujuria. Si los norteños son monógamos por así convenir a la economía personal y a los objetivos de la empresa; en el sur nos encantan los amoríos subacuáticos, las "movidas", el pisa y corre y las angustias no de un querer, sino de tres como mínimo. El norte trabaja mucho, en el sur tratamos de llevarla leve y para ello solemos exclamar siempre ¡es que estoy muy ocupado! y ya con eso, nos dejan en paz por un rato. No es mejor ser del norte o ser del sur. Toda nación requiere de ambos talantes. Si los del norte no trabajaran tanto, los del sur nos moriríamos de hambre. Los casos realmente dramáticos son los de los norteños con alma sureña y viceversa. Éstos o se mudan o estarán condenados a vivir su angustiada existencia con una permanente sensación de desacomodo.

De mí sé decir que en mi vida hay períodos norteños y deleites sureños. Mi mente apunta hacia el norte, pero mi corazón está en el sur. Ahí nació y ahí reposará al término de sus escasos días.

Germán Dehesa